Los jóvenes del Centro de Formación Juvenil Zurquí se apuntaron a darle un nuevo rostro a sus dormitorios y, desde hace tres semanas, comenzaron a pintar las paredes de los módulos.
En el proceso, participaron 66 jóvenes de las distintas áreas: nueve mujeres de la sección femenina, 16 del ámbito de Adulto Joven, 19 de la sección A, seis de la C1, seis de la C2 y diez de la B.
Algunas de las paredes estaban tan rayadas y sucias que mostraban un aspecto descuidado del centro. Sin embargo, desde noviembre del año anterior, las autoridades comenzaron a sensibilizar a los muchachos para que, en el momento en que el Departamento de Arquitectura les enviara las cubetas, ellos mismos participaran del proceso de restauración, con el apoyo de los encargados del mantenimiento.
Este martes, le tocó a la sección B, donde diez muchachos tomaron los rodillos y las bandejas de pintura, dirigidos y cuidados por el policía penitenciario Pablo Monge. El funcionario explicó que hubo que prepararlos para explicarles sobre el manejo del rodillo, la mezcla de pinturas, cantidades, los detalles con brocha, entre otros aspectos.
“A ellos hubo que convencerlos de que este lugar que tienen es momentáneo y no se iban a quedar para siempre. Uno de ellos me decía que cómo iba a pintar sobre el nombre que tenía puesto en la pared, pero yo le dije que no es agradable levantarse todos los días y ver todas las paredes rayadas. Ahora aprenden a valorar y no es tan fácil que mañana vayan a rayar las paredes.
”El proyecto les permite mantener la mente ocupada. Ellos utilizan la frase ‘salirse del viaje’. Es un espacio de libertad, de desahogo y para descargar la energía”, comentó el oficial Monge.