Sandra Méndez aprendió a leer y escribir en el Centro de Atención Institucional El Buen Pastor. Antes, no podía ayudar a su nieta a estudiar, pero ahora todo es diferente. Así como ella, 5.300 privados de libertad están ligados a programas educativos en el sistema penitenciario, incluyendo alfabetización, primaria, secundaria y estudios universitarios. ¡Compartí nuestras historias de éxito!